jueves, 8 de abril de 2010

La palabra que nombra

Mientras,
el ojal de la luna
se abre,
los ojos rozan
las certidumbre de las sombras.

Una leve ondulación
entrecruza el límite,

mientras la niña
intenta descubrir
aquello de la infancia,
el oráculo
que le ordenara buscar
el sendero de
las aves migratorias,

el ojal de la luna se abre,
y traspasa su corazón ardiente,
cada noche,
en cada estrella
con un oso de felpa
entre sus manos.

FLORENCIA LO CELSO
Poeta Santafesina