domingo, 3 de febrero de 2013

LA MENTE QUE JUEGA


El juego
 es la raíz de donde surge el arte; es la materia prima que el artista canaliza y organiza con todo su saber y su técnica. La técnica misma surge del juego, porque sólo podemos adquirir la técnica por la práctica de la práctica, experimentando y jugando  persistentemente con nuestras herramientas y probando sus límites y sus resistencias. El trabajo creativo es juego; es especulación libre usando los materiales de la forma que uno ha elegido.
El juego es siempre una cuestión de contexto. No es lo que hacemos, sino cómo lo hacemos.
Jugar es liberarnos de las restricciones arbitrarias y expandir nuestro campo de acción. Nuestro juego estimula la riqueza de respuesta y de flexibilidad de adaptación. Este es el valor evolutivo del juego... el hecho de que nos hace flexibles... El juego nos permite reordenar nuestras capacidades y nuestra identidad misma par poder usarlas en formas imprevistas… Un artista en ciernes puede tener las más profundas visiones, sentimientos e insights, pero sin destreza no hay arte. La variedad de requisitos que abre nuestras posibilidades expresivas viene de la práctica, el juego, el ejercicio, la exploración, el experimento. Los efectos de la ausencia de  práctica (o de la práctica con insuficiente riesgo) son la rigidez del corazón y el cuerpo, y una extensión de variedad cada vez más estrecha.La creatividad existe en la búsqueda aún más que en el hallazgo o en ser hallado. Nos causa placer la repetición enérgica, la practica, el ritual. Como juego, el acto es su propio destino. El centro está en el proceso, no en el producto. El juego es intrínsecamente satisfactorio... 

Stephen Nachmanovitch
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