viernes, 28 de octubre de 2011

RENACER

Solo latidos...
un monólogo de latidos
dilatados,
doce días,
inconsciente.

Un perfume
en la humanidad yacente
de su rostro,
y mi egoísmo
por retener su amor
a contramano de las horas.

Un límite,
mi orfandad
entre su corpórea ausencia
y su etérea presencia.

A media voz,
extenuada de emoción
le ruego impelente:
Vida Mía! dejate ir!
te abro la ventana
y te vas!

Su alma expedita
inmediata, inexorable,
tomó vuelo
despojada de huesos
a la eternidad.




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