viernes, 20 de julio de 2012
ENTRE LA CARNE Y EL ALMA
“Ya hice el derrotero de mi vida
con tempestuoso mar y frágil barca,
al común puerto donde los humanos
rendirán cuenta de sus obras tristes y pías.
Ahora sé que la pasión tormentosa
me hizo del arte ídolo y monarca,
conozco mi error y lo mucho que los
deseos de hombre le hacen mal.
Los pensamientos amorosos, vanos y torpes,
¿qué queda de ellos sino dos muertes inminentes?
De una estoy seguro; la otra me amenaza.
Ni pintar ni esculpir producen calma
en el alma, orientada al divino amor
que, para tomarnos, abre sus brazos en cruz”.
Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564).
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