miércoles, 4 de noviembre de 2015

"[…] mi labor, mis obras y mi esfuerzo han estado más bien dirigidos a mí mismo; son huellas dejadas en el proceso íntimo de una individuación, aún cuando se vinculen con eslabones herméticos del pasado y del futuro; pero no estando destinados a la popularidad y el éxito de masas, me asusta el éxito que de pronto he llegado a tener aquí y allí. Me temo que esto no es bueno. El trabajo esencial se cumple en el silencio y fructifica en la mente de unos pocos. Hay una sentencia china que dice: 'Si un hombre solo y sentado en su cuarto piensa los rectos pensamientos, éstos serán escuchados a mil millas de distancia'. " - C.G. Jung

miércoles, 5 de agosto de 2015

Los dos árboles

Amado, mira en tu propio corazón
El árbol sagrado crece allí;
Las sagradas ramas brotan con la alegría
de cuantas temblorosas flores echa.
Los colores amables de sus frutos
se bruñieron a la gozosa luz de las estrellas;
La firmeza de su oculta raíz
prendió en la noche dichosa;
La agitación de su copa hojosa
debe a las alas su melodía,
y unió a mis labios la música
para entonarte un encantamiento.

Allí el Amor fluye
en el círculo flamígero de los días nuestros,
girando, caracoleando aquí y allá
de esas maneras desconocidas,prodigiosas;
Recordando la agitada copa
y cómo alzan el vuelo las sandalias aladas,
que tus ojos se abran llenos de tierno interés;
Amado, mira en tu propio corazón.

Nunca mires en el espejo del cinismo
que los demonios, con aquella sutil astucia suya, nos tienden al pasar.
O sólo mira por un instante;
Allí prospera una fatal imagen
que refleja una noche tormentosa,
raíces medio ocultas bajo la nieve,
ramas rotas y hojas renegridas.

Por eso debes regresar a la inocencia
desde el siniestro umbral que alzan los demonios,
el espejo de espejismos
que fue levantado aquella vez que Dios durmió.
Allí entre las tronchadas ramas, van
los cuervos que incesantemente deliberan;
volando y graznando de aquí para allá,
de cruel garra y voraz garganta,
o se detienen a husmear el aire,
y sacuden sus crespas alas.
Tus tiernos ojos exageran todo cuanto no es bueno:
Amado, mira en tu propio corazón,
el árbol sagrado crece allí:
sus ramas sagradas brotan alborozadas
como las gráciles flores que echa.
Recordando aquella copa agitada
y cómo alzan el vuelo las aladas sandalias,
que tus ojos se abran llenos de considerada atención;
Amado, mira en tu propio corazón.

William. B. Yeats.

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sábado, 23 de mayo de 2015

martes, 28 de abril de 2015

“Realmente, pensé, guardando las monedas en mi bolso, es notable el cambio de humor que unos ingresos fijos traen consigo. Ninguna fuerza en el mundo puede quitarme mis quinientas libras. Tengo asegurados para siempre la comida, el cobijo y el vestir. Por tanto, no sólo cesan el esforzarse y el luchar, sino también el odio y la amargura. No necesito odiar a ningún hombre; no puede herirme. No necesito halagar a ningún hombre; no tiene nada que darme. De modo que, imperceptiblemente, fui adoptando una nueva actitud hacia la otra mitad de la especie humana. Era absurdo culpar a ninguna clase o sexo en conjunto. Las grandes masas de gente nunca son responsables de lo que hacen. Las mueven instintos que no están bajo su control. También ellos, los patriarcas, los profesores, tenían que combatir un sinfín de dificultades, tropezaban con terribles escollos. Su educación había sido, bajo algunos aspectos, tan deficiente como la mía propia. Había engendrado en ellos defectos igual de grandes. Tenían, es cierto, dinero y poder, pero sólo a cambio de albergar en su seno un águila, un buitre que eternamente les mordía el hígado y les picoteaba los pulmones: el instinto de posesión, el frenesí de adquisición, que les empujaba a desear perpetuamente los campos y los bienes ajenos, a hacer fronteras y banderas, barcos de guerra y gases venenosos; a ofrecer su propia vida y la de sus hijos……“
UNA HABITACIÓN PROPIA. Virginia Woolf

martes, 24 de marzo de 2015

PARTIDA


Parting
, Charlo
tte Brontë (1816-1855)


Es insensato lamentarse,
Aunque estemos condenados a partir:
Lo único sensato es recibir
El recuerdo de alguien en el corazón:

Se puede habitar en los pensamientos
Que nosotros mismos hemos cultivado,
Y rugir con desprecio y coraje ultrajado
Que el mundo haga su peor parte.

No dejaremos que sus locuras nos atribulen,
Como de quien viene los tomaremos;
Y al final de cada día encontraremos
Una risa alegre como hogar.

Cuando dejemos a cada amigo y hermano,
Cuando lejos estemos separados,
Pensaremos uno en el otro,
Incluso mejor de lo que fuimos.

Cada vista gloriosa encima de nosotros,
Cada vista agradable debajo,
Nos uniremos con los que nos han dejado,
Con quienes, incluso en la muerte, todavía amamos.

Al ocaso, cuando nos sentemos
en soledad cerca del fuego,
El corazón cálido y sincero
Recibirá el mismo pago.

Podemos quemar las obligaciones que nos encadenan,
Urdidas por frías manos humanas,
Allí donde nadie se atreve a desafiarnos
Podemos, en el pensamiento, encontrarnos.

Por eso el llanto es insensato,
Sostén como puedas un espíritu alegre;
Y nunca dudes que el Destino ofrece
Un futuro grato por el dolor presente.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Hay un hombre en la orilla


La luz se va ensanchando
sobre una oscuridad disminuida.
Ahora el aire celebra la amplitud de las salas,
la altura de los techos,
la piedad silenciosa de las lámparas.
El mar, desprevenido,
deja escapar las aves que se ocultan
en un pliegue de luz.
Para guardar el sueño,
para sentir un poco de esa vida
que no está en la mirada, sino en sus intersticios,
mi mano sobre el agua deja un rastro
que sólo es accesible al pensamiento.
Hay un hombre en la orilla
susurrando palabras
que no alcanzan apenas el borde de sus labios.
Hay un hombre en la playa humanizado
por su fragilidad, por las mareas.
Basilio Sánchez

miércoles, 5 de noviembre de 2014

"La pálida luna alumbra entre nubes dispersas en el cielo otoñal.
La embriagadora belleza de la escarcha pesa sobre el follaje y lo humilla hacia el frío del torrente.
Sola ante la ventana, soporto el peso de los días, y nada viene a aligerarlo.
Y compongo poemas que voy borrando a medida que los corrijo.
A lo largo de la balaustrada, florece el oro de los crisantemos.
El odioso clamor de las cigüeñas deja caer su pesadumbre del cielo glacial.
Y yo, tras la celosía, en la oscuridad de mi solitario pabellón, ¡sola,quemando perfumes, y soñando... sola!"
Chao Su Cheng Siglo XII - China